“He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría”. Salmos 51:6.
Me emociona la idea de saber que puedo tener una relación íntima con Dios. Más aún, que puedo confiar plenamente en Él.
Este privilegio es para usted también. Dios es infinitamente confiable. Si quisiera confiarle un secreto o aquello que lo avergüenza, puede estar seguro de que aquello que le confiese a Dios, permanecerá seguro.
Dios ama la verdad. Eso significa que usted debe hablar con sinceridad y honestidad. En primer lugar, porque Dios ya la conoce, aunque usted la oculte.
En segundo lugar, porque solo diciendo la verdad, usted podrá ser libre del poder de la culpa. Satanás no lo dejará tranquilo mientras usted no vaya al secreto y confiese lo que en realidad pasó.
A Dios le desagrada su pecado, peor aún, aborrece la mentira y el engaño. Él es puro y misericordioso, pero créame, Él sabrá apreciar su determinación a hablar con Él sin ocultar nada.
Amado lector, ¿a quién le cuenta sus intimidades? ¿Con quién dialoga cuando está afligido por sus errores? ¡Dios! Esa debería ser la respuesta. Dios no solo valora su sinceridad, Él ama la verdad.
Usted puede ir a un rincón de su casa o puede salir a caminar entre los árboles y en ambos lugares, la presencia de Dios estará disponible para consolarlo y llenarlo de gracia.
El resultado de su búsqueda secreta, claramente será un crecimiento en su discernimiento. Dios le permitirá identificar sus debilidades y le ayudará a corregir sus errores.
Dios es experto en sanar los corazones que logran abrir sus puertas para expresar cuan necesitado está.
Dios es Dios de multitudes, pero también es Dios de individuos. Usted puede relacionarse con Él en un vínculo de amistad sin el riesgo de que algún día le genere un sentimiento negativo.
¿Quisiera tomar tiempo para hablar con Dios? Recuerde que usted puede acercarse confiadamente ante Él para experimentar una relación de profunda intimidad. Quizá en el pasado, usted confió en alguien y esa persona no valoró su confianza. Debo decirle que Dios no es así; Él jamás traicionaría su confianza.
Si usted tuviera una carga espiritual sobre sus hombros, no se acostumbre a su peso, póngala a los pies del Señor y reciba el descanso que Dios ha prometido a los que en Él confían.
Bendecido día.