Refugio

Escrito el 18/11/2024
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer; no tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida.  Clamé a ti, oh Jehová; Dije: Tú eres mi esperanza, y mi porción en la tierra de los vivientes. Salmos 142:4-5


Refúgiese en la poderosa y misericordiosa sombra del Señor. No hay lugar más seguro en el Cosmos, que la bendita presencia de Dios.

Corra a sus brazos y confíe en la abundante gracia de nuestro redentor. Él es suficiente para su angustiada alma.

Él lo ama, por eso murió. Él lo cuida, por eso resucitó. Amado lector, corra a la fuente de amor y sea lleno de la poderosa presencia de Dios.

Usted necesita correr, pero debe hacerlo en sola dirección: nuestro dulce y amoroso Dios.

Con una fuente inagotable tan cerca, ¿qué necio preferiría caminar con sed? Si su Dios es aquel que lava los pies de sus siervos, ¿preferiría seguir caminando con sus pies sucios?

Hoy es el día correcto para que usted le pida al Señor que le permita ir a aguas profundas.

Pídale que le permita tener una mente superior, cuyos pensamientos sean una constante ofrenda para Él.  

La bondad de Dios son ríos inagotables de gracia dispuestos para usted. Sumérjase, y con humildad, ore al Dios de los cielos por un corazón renovado y aprobado.

Si usted hiciera un inventario de sus bienes, le aseguro que no encontrará uno tan valioso como el bien de la gracia que destila la cruz de Cristo.

Recuerde a su Hacedor. Nunca olvide a su Redentor. Usted se debe a Él.

Corra y deténgase cuando se encuentre cara a cara a su Señor. Él es suficiente, le dará nuevas fuerzas, pondrá en su corazón una nueva visión y entonces, volverá a vivir.

Este es el día que ha hecho el Señor, dedíquelo para amar a Dios y caminar con Él mientras las horas transcurren.

Usted le pertenece al Señor, el Señor es suyo.

Gracia y paz.