Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Santiago 4:7
Usted debe ser fuerte, debe resistir. La palabra resistencia proviene del latín “resistentia”, y significa mantenerse firme.
¿Cómo está su capacidad de resistir? Resistir puede hacer la diferencia entre el éxito o el fracaso, entre la bendición y el despojo.
La intención del apóstol Santiago, al escribir esta orden espiritual, era entrenar a la iglesia para que enfrentara con sabiduría la adversidad. Mayormente, la que el diablo provoca.
Amado lector, usted encontrará muchas dificultades en su caminar, serán muchas las piedras que tendrá que mover de su camino, sin embargo, grabe esto en su memoria: Dios le pide que resista.
Mi llamado es nutrir su fe en Jesús, pero mi responsabilidad es advertirlo de los peligros que tendrá que enfrentar.
Tengo la necesidad de recordarle lo que dijo el apóstol Pablo: “no ignoréis las maquinaciones de satanás”.
Si aún tiene dudas de las acciones malvadas del diablo, hoy lo animo a creer en el mensaje completo de las Escrituras y a enfrentar, con carácter firme, sus fallidos ataques.
En ocasiones, deberá nadar contra la corriente, y al hacerlo, se sentirá muy agotado. ¿Qué le puedo decir? Resista. Siga remando. Soporte un poco más.
Note que la clave no está en ser hábil. La clave, cuando el diablo ataca y la adversidad lo sitia, está en su capacidad de resistir.
Usted querrá descansar, pero mientras la lucha se mantenga, deberá mantenerse firme.
Resista las voces incrédulas y las tentaciones que buscarán destruir su pureza. Siga luchando, resista y pronto tendrá su anhelado descanso.
Sus gritos o su enojo, no llamarán la atención de Dios y tampoco asustarán al diablo. El diablo huye cuando enfrenta un cristiano que confía en Dios y resiste en silencio anclando su fuerza a sus convicciones espirituales.
No sea de los que retroceden, el diablo lo hostigará, pero mientras usted se mantenga firme, él no podrá destruirlo.
Recuerde, la resistencia es la clave.