Pedir

Escrito el 23/11/2024
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?  Mateo 7:11


Si usted es padre o madre, entenderá muy bien el gran privilegio que representa oír la petición de un hijo en necesidad.

Claramente, una de las maneras en las que un padre se siente honrado, ocurre cuando su hijo revela la confianza que le tiene al confesarle una necesidad o un anhelo.

Lo mismo ocurre con Dios. Él es su padre y usted es su hijo. Eso significa, que Él recibe honra cuando usted le pide.

¿Cómo se sentiría si su hijo, en vez de pedirle a usted, le pide a un desconocido? Lo más probable es que se contriste y se sienta desplazado.

Amado lector, usted puede pedirle a Dios con total y viva confianza, sabiendo que Él no solo puede darle, sino que, además, es honrado cuando sus hijos lo buscan.

Si usted es de aquellos que dice: ‘yo no le pido a Dios’, debo decirle que de esa postura ‘espiritual’ no debería sentirse orgulloso.

Pedir es una forma de honrar. Cuando pedimos al Señor, lo estamos honrando y Él se deleitará en suplirnos.

¿Recuerda la parábola del hijo pródigo? Bueno, recuerde que la historia menciona a dos hijos. Uno que pide y otro que no pide nada.

Me gustaría preguntarle entonces: ¿el hijo que nunca había pedido nada fue mejor que su hermano que pidió su herencia? No. Ambos tenían el derecho de pedir. Ambos eran hijos de un hombre rico.

No somos mejores cuando no pedimos. Callar frente a Dios cuando tenemos una necesidad, no nos convierte en mejores cristianos.

Pedir a Dios para cualquiera de nuestras necesidades es, en definitiva, una de las muchas maneras en que lo agradamos.

Tal vez usted tenga una necesidad hoy. Mi consejo es que antes de compartirla con alguien más, vaya a Dios, hónrelo, háblele sobre su necesidad y confíe plenamente en Su poder. 

¿Qué necesitas en este día? Pida confiadamente y le aseguro que recibirá. No crea que está importunando a Dios, vaya a Él confiadamente, le aseguro que su Padre Celestial lo recibirá y lo oirá con plena atención. 

Bendecido día.