Quitar la piedra

Escrito el 12/01/2024
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Juan 11:39.  


Cuando todos pensaban que Lázaro jamás regresaría, Jesús lo llamó de vuelta a la vida para demostrar que, por agonizante que pudiera estar la humanidad, Él es la resurrección y la vida.

Uno de los más conmovedores detalles de este poderoso relato es el revelador comentario de Martha: "hiede ya". En otras palabras, ella dijo: "huele terrible", "está podrido".

¿Cuántos asuntos de su vida considera que hieden? ¿Tal vez su matrimonio? ¿Tal vez un hijo en las drogas? ¿Tal vez sus finanzas? No lo sé. Lo que sí sé es que, sin importar el tiempo que haya pasado, Jesús tiene el poder de revertir la destrucción y la muerte, para darnos esperanza y vida.

Sin embargo, hay un asunto vital en esta historia incluido en la declaración de Jesús: “Quitad la piedra”. No es casualidad que el relato contenga una orden de Jesús antes que se desarrollase el milagro: muevan la piedra.

Frente a los grandes desafíos de la vida, Dios siempre está dispuesto a ayudarnos. Él se ha comprometido con nuestro bienestar. Sin embargo, tendremos que hacer nuestra parte.

Dios no trabaja solo, Él lo hace en equipo. Por tanto, Él espera que usted camine con Él, a su ritmo y al compás de sus propósitos. 

Me pregunto: Si Jesús resucitó a Lázaro, ¿acaso no podría mover la piedra también? Claro que podría. Pero en los planes de Dios no está minimizar las capacidades de sus hijos, sino ayudarnos a descubrir de lo que podemos ser capaces cuando vivimos por fe.

Mover la piedra significa hacer lo que está en nuestras manos, para luego ver a Dios hacer lo que solo Él puede hacer. ¿Cuál es su piedra? ¿Qué está en sus manos hacer hoy?

Usted no será quien haga el milagro, pero sí deberá usar su fe para propiciarlo. Entonces haga esa llamada que debe hacer, presente su hoja de vida con fe. Dele movimiento a sus intenciones.

Amado lector, las piedras del camino no siempre aparecen para detener su marcha; esas piedras que usted está encontrando tienen un propósito: incentivar su fe.

Muévalas, atrévase a empujar hacia un costado. No admita el retorno. Use su fuerza, haga uso de las habilidades que Dios le dio y mueva sus piedras.

Moisés vio el mar rojo abierto después de extender la vara. Josué vio caer los muros de Jericó después de que los rodeó. ¿Cuál es su parte en el desenlace de esta nueva historia?

Quite la piedra. 

¡Bendecido día!