Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres. Deuteronomio 8:1
La clave está en obedecer. Nunca piense aquel que desobedece a Dios, que al final saldrá bien librado; la desobediencia tiene una penosa y dolorosa paga.
Sin embargo, la justicia de Dios sigue en pie y se manifiesta en forma de bendición en todos aquellos que ponen por obra los mandamientos del Señor.
Amado lector, el éxito no le será negado si usted persiste en obedecer a Dios. No importa cuanta presión esté soportando, haga lo que Dios le pide y verá la recompensa divina.
Los mandamientos de Dios son su mapa; si los pone por obra, le aseguro que no se perderá, y usted llegará al lugar que ha soñado.
Quizá conozca la teoría, pero hoy quiero desafiarlo a considerar el “poner por obra” lo que Dios ha dicho.
Por favor, no se conforme con saber qué es bueno y qué es malo. Mejor, decida hacer lo que es bueno, lo que a Dios le agrada.
Las personas le dirán: ¿qué sentido tiene dejar de hacer algo que te gusta? Recuerde, no fuimos llamados a hacer lo que nos gusta, fuimos llamados a degustar el bien y a poner por obra los mandamientos del Señor.
No es cuestión de gustos, en realidad, es cuestión de vida o muerte. Si elige la vida, el camino es la obediencia; si elige la rebelión, el camino es la maldición. ¿Qué elige usted?
Amado lector, obedecer a Dios lo puede sacar de ese incómodo desierto en el que se encuentra y lo puede llevar a una tierra de paz y abundancia.
La clave no está en saber, la clave está en obedecer. La clave no es conocer, la clave es hacer. La clave no es pensar, la clave es actuar.
¡Fuerte abrazo! Con amor, su servidor.