Visión de largo alcance.

Escrito el 24/07/2018
Ps. Gustavo Muñoz


Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo? Lucas 9:25.

Jesús quiere que usted piense en lo eterno. Sin duda alguna, su rutina le hará pensar en la inmediatez de sus compromisos, pero recuerde, Dios quiere para usted una vida que trascienda.

Sepa una cosa. Lo que usted tiene, sus logros y cualquier privilegio que pueda recibir durante su vida terrenal, no lo acompañarán en su eternidad, pero lo que sí estará con usted, incluso cuando muera, será el depósito de Dios en su interior.

Amado lector, ¿acaso su agenda es de la tierra? Recuerde que su ciudadanía es celestial, por lo tanto, puede que sus tareas sean terrenales, pero su recompensa es celestial. 

Jesús predicó entre las paredes de un mundo materialista. Un pueblo de corta visión que experimentaba hambre constante de poder y reconocimiento. Y lo que es peor, un pueblo que se consideraba a sí mismo espiritual, pero ignoraba la obra eterna de Salvador.

Jesús hacía preguntas difíciles y ésta, por supuesto, es una pregunta difícil que usted querrá resolver en privado: ¿de qué le servirá tener la admiración de todos si al final su alma se perderá?

¿De qué le servirá amontonar dinero, si por más valorada que sea su moneda, usted no podría pagar por su entrada al cielo? Considérelo, quizá usted deba reflexionar.

Es probable que usted haya renunciado a servir a Dios, argumentando que su tiempo es dinero y sin dinero, usted no podrá brindarle a su familia un buen futuro. Sabe, Jesús entiendo eso, pero usted no podrá justificar su desinterés espiritual usando como argumento sus caprichos materiales.

Dios le ha dado tiempo y vida para que se ocupe de lo que verdaderamente importa. Una de las desgracias más grandes que usted podría enfrentar, es la de alcanzar todo lo que se proponga en esta vida, y aún así, experimentar un sentido de vaciedad en su corazón que nada lo que tiene puede llenar.

Un miserable es exactamente eso. Alguien admirado por el mundo, pero cuestionado por el reino de Dios. Amado lector, recupere la visión por lo  eterno. Si usted tiene una visión superficial de lo eterno, entonces usted ha caído en el peor estado de todos.

Lo material perece, se consume. Por más de que usted lo desee, no podrá retenerlo para siempre. Tarde o temprano llegará a las manos de alguien más. Por eso lo animo a orar hoy por una clara visión de lo eterno.

Estoy seguro que usted podrá comprar esa casa que anhela, ese auto que desea. Podrá viajar como lo ha soñado y Dios, quizá, le ayudará a materializar esos sueños que usted ha guardado en su corazón.

Sin embargo, nunca olvide esta pregunta: ¿de qué le servirá alcanzar todo lo que se ha propuesto, si sus métodos no son los correctos? ¿De qué le servirá sentirse realizado terrenalmente, si al final su alma se perderá?

Piénselo. Que la vida terrenal, no le quite la posibilidad de gozar de una eternidad con Jesús.

Gran abrazo.