Pagar el precio.

Escrito el 04/05/2020
Ps. Gustavo Muñoz


Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Mateo 16:24.


La realización de su sueño tiene un precio. Entonces no se asombre por lo difícil que es su camino, esfuércese y trabaje duro. 

Amado lector, no se rinda, el sudor de su frente y la fatiga de su cuerpo valen la pena. Recuerde que no hay gloria sin sacrificio. 

Jesús pagó un alto precio antes de sentarse en su trono. Su paso por la cruz fue inevitable, pero su obediencia al Padre lo hizo merecedor de tan grande honor.

Usted será recompensado si paga el precio. Aunque usted no vea un resultado inmediato por su esfuerzo, trabaje y hágalo considerando que su recompensa viene de Dios. 

Tenga presente que el éxito no aparece repentinamente, el éxito se construye y se consigue poco a poco. 

El mundo de hoy desprecia el valor del sacrificio, evita los caminos difíciles y procura avanzar por atajos inciertos. 

En el reino de Dios todo tiene un precio. Usted puede objetar diciendo que la gracia de Dios no lo tiene, pero debo recordarle que la gracia del Señor se hace efectiva en quienes se arrepienten y reconocen la necesidad que tienen de ella, y eso, ya le da un valor. 

El ser humano se cansa más rápido de lo que podríamos imaginar. Al no ver los resultados que espera, decide renunciar y aborta su marcha. 

Pero usted debe pensar diferente. Volar alto exige esfuerzo, así como aprender a lidiar con las fuertes corrientes de viento. 

Usted debe llegar a un nivel de experticia en el que pueda aprovechar las fuerzas contrarias para impulsarse tan alto como sea posible. 

Viva consciente de que un obstáculo en su camino, no siempre es una señal de Dios para que se detenga; a veces, un obstáculo es el pretexto de Dios para afirmar su carácter y convertirlo en un guerrero. 

Si usted quiere una gran familia, debo decirle que debe trabajar duro para que así sea. ¿Quiere perfeccionarse en el uso de un talento? Entonces deberá esforzarse. 

Nadie dijo que la vida sería sencilla, pero de algo usted puede estar seguro, con Dios, aunque vengan tiempos de aflicción y dolor, usted no se perderá. 

Pague el precio. Trabaje duro, esfuércese; su trabajo no será en vano. Si llora, no quite su mirada de su objetivo, si se goza, no descuide su meta. Pague el precio, un día podrá celebrar y recordar que su sacrificio valió la pena.

¡Bendecido día!