Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. 1 Tesalonicenses 4:7.
La voz del Espíritu se puede distinguir fácilmente porque su mensaje siempre es el mismo. Él siempre lo llamará para que usted se santifique más.
La santificación le conviene a usted y le conviene a su casa. Su santificación es la razón por la cual Dios lo llamó.
Si el Señor lo llamó y lo sacó del lugar de tinieblas en el que se encontraba, lo hizo con el propósito de perdonarlo, limpiarlo y santificarlo.
La definición más simple de santificado es ‘apartado’ o ‘puesto a un lado’. Esto significa que no debería vivir de acuerdo a los criterios del mundo, sino, de acuerdo a los principios de la Palabra.
Amado hermano, usted ha sido apartado para que tenga una vida diferente a las demás. Su vida debe estar gobernada por un profundo y firme amor a Dios que lo inspire a seguir los pasos de Jesús.
Su santificación no es un tema menor, todo lo contrario, su santificación definirá muchas cosas en su vida, en su casa y en sus finanzas.
Considere bien las cosas. Si usted ha llegado hasta este punto, si ha luchado y ha trabajado fuerte, ¿cree que valdrá la pena volver atrás? ¿Le parece justo abandonar el camino de la fe y entregarse a los brazos del mundo? Yo creo no.
Avance. No admita el retorno. Usted está lejos como para devolverse y perder todo lo que ha ganado. Recuerde que podría perderlo todo por un rato de distracción o un momento de placer.
Satanás es un engañador y su especialidad es la mentira. No permita que él le haga creer una mentira como si fuera una verdad. “El Diablo promete mucho, no da nada, y quita todo”.
Anhele con profundo deseo hoy, ser santificado y lavado de toda maldad. Ore por la pureza del Espíritu Santo en su vida. Pida ser limpiado de los deseos pecaminosos de la carne.
Confiese al Señor en secreto sus luchas. Confíe en su fiel amor y pídale que quite de su corazón ese fuerte deseo que lo está tentando.
No se exponga y tampoco exponga a los que ama. Aléjese de toda especie de contaminación. Guarde distancia y asegúrese de contar con personas que lo ayudarán a salir del lugar en el que se encuentra.
No se acostumbre a pecar. Aunque somos seres humanos y fallamos, eso no significa que no podamos ser libres del pecado. Busque la santificación por el Espíritu Santo y le aseguro que usted aprenderá a vivir en Su victoria constante.
Su enemigo intentará hacerle creer que usted es una víctima; más el Espíritu Santo lo convencerá de que “mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”.
Ore por su santificación y por la de su casa.
¡Bendecido día!