Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Mateo 14:29.
Pedro es tal vez, una de las personalidades más interesantes en toda la Biblia. Defendió a Jesús cuando era capturado por los soldados romanos, pero a las pocas horas lo negó tres veces.
Era ferviente en su espíritu y además ejercía poco control sobre sus palabras. Él era la típica persona que siempre tenía una respuesta, pero nunca entendía la pregunta.
La Biblia registra a Pedro como uno de los apóstoles más influyentes en todo el Nuevo Testamento. De Pedro, hay que destacar su iniciativa y asombrosa fe.
Aunque en ocasiones revelaba inseguridad, era un tipo arriesgado y valeroso. Hay un episodio en su vida que vale la pena recordar: sus pasos sobre el agua.
Pedro no era el único que iba en aquella barca, pero sí el único que se atrevió a caminar sobre el agua como lo hizo Jesús, Su Maestro.
La osadía de Pedro lo destaca en toda la Biblia. Él supo lo que significaba enfrentar riesgos, sabía que si Jesús estaba cerca de él, aunque experimentará un mal momento, nada podría terminar mal.
Mucho se critica a Pedro por su actitud competitiva, sin embargo, su iniciativa para emprender nuevas acciones es admirable.
Si somos hijos de Dios, deberíamos aprender esta cualidad de Pedro y preguntarnos: ¿Por qué quedarse en la barca cuando es posible dar pasos sobre el agua?
Pedro confiaba en la palabra de Jesús, al menos esto demuestran sus palabras cuando dijo: Señor, si eres tú, mándame que vaya a ti sobre el agua.
Pedro resuelve salir de la barca y caminar hacia Jesús, pero, a causa de los fuertes vientos, su fe se debilitó, quitó la mirada de Jesús y cayó al agua. Entonces Jesús dijo a Pedro: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
Cualquiera podría pensar que Pedro fue incrédulo, pero reflexione, es muy probable que la poca fe que él tuvo, sea significativamente superior a la nuestra. Con todo, la enseñanza es: ¿Por qué tener temor de los fuertes vientos si Jesús mismo es quien nos llama?
Los riesgos son necesarios. Mientras actua, ocúpese de no quitar su mirada de Jesús.
Bendecido día.