Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios. Joel 2:13
La diferencia entre las expresiones “rasgar el corazón” y “rasgar el vestido”, radica en que, la primera es un llamado a la rendición total, mientras que la segunda es una crítica sarcástica a los religiosos.
Hay cosas en la vida que uno hace con todo el corazón. En esos casos, uno no da lugar a la duda y tampoco escatima recursos. Seguramente usted puede recordar acciones del pasado en las que entregó lo mejor, en otras palabras, “la dio toda”.
Pues bien, es exactamente igual en su caminar con Dios. Usted puede aceptar algunos principios bíblicos con el propósito de cuidar su propio bienestar. Sin embargo, hay un estilo de vida (que es el que Dios quiere para usted), basado en la entrega total.
Es sencillo. El que rasga el corazón reconoce sus errores y se humilla. Los que rasgan sus vestidos justifican sus errores y responsabilizan a otros.
El que rasga el corazón acepta y abraza los pensamientos de Dios como un estilo de vida. Los que rasgan sus vestidos consideran tener mejores ideas.
Aquel que rasga el corazón, confiesa y se arrepiente de sus pecados. En cambio, el que rasga sus vestidos considera necesarias e inofensivas sus acciones pecaminosas.
El que rasga su corazón, reconoce su necesidad de Dios. El que rasga su vestido, se engaña pensando que Dios es su colaborador.
Amado lector, rasgar el corazón es poner a los pies del Señor su propia vida, nada menos que su vida entera.
Usted no podrá gozar del poder pleno y la paz completa, mientras existan habitaciones de su corazón que aún permanecen cerradas.
¿Alguna vez ha rasgado un documento que fue importante y que no quisiera que nadie reconstruya y lea?
En casos como esos, destroza el papel y lo pica en el número de partes que sea posible para que la información contenida no sea descifrada por nadie.
Le aseguro que si logra hacer lo mismo con su viejo corazón, Dios se encargará de tomar sus despojos para armar uno nuevo en el que habite la plenitud del Espíritu Santo.
Bendecido día.